Lenguaje

Llámenme MR

Aunque la RAE siga su ritmo, desde que Internet y el móvil entraron en nuestras vidas, hemos ubicado acomodadamente en nuestro lenguaje multitud de palabras entre ellas: Whatsapp, Geoglear, Word, Excel, Linkedin, Router5G, Modem, web, wifi, app, Wireless, bluetooth, link, E-mail, Hacker, PowerPoint, Instagram Reels, TikTok, Twitter, OneDrive, PDF (Portable DocumentFormat)… Las palabras traspasan todas las fronteras porque, para bien o para mal, ya somos globales.

Todo el mundo me entiende si digo algo como: Mándaselo. Pero no porwhatsapp. Pásalo por e-mail en formato PDF y no en Word. Ponmea mí con copia oculta y así aprovecho para reenviarte el link de la web al responderte.

¿Y qué hay de lo antiguo? Por supuesto que impedida, minusválida, discapacitada, paralítica, lisiada, tullida, mutilada, incapacitada, … son palabras que no tienen cabida en una sociedad democrática ni tampoco en una sociedad Global.

El lenguaje en un Estado Social Democrático y de Derecho nos lleva a la engañifa de llamarnos a título genérico como Personas con Movilidad Reducida. Trasladando así el menoscabo de la persona a su tipo de movilidad y sólo añadiéndole a esta última el participio de reducir. O sea, reducida. Refiriéndose con ello a mi movilidad por supuesto que no a mí. Iguales en derechos, iguales en libertades, iguales en obligaciones, iguales para la justicia, iguales para la ley, iguales, iguales, iguales, iguales, iguales …  pero siempre en menos.

¿Dónde se coloca el signo de restar? Minusválida, o sea, menos válida y para qué. ¿para moverme? Discapacitada, o sea, menos capaz y para qué ¿para acceder? Menuda invención lingüística. Más que invención, diríase que es un trágala a martillo pilón.

A ver, ¿Con sus gafas o lentillas puestas, llamaríamos a un miope con 3,5 dioptríasPersona con Visión reducida? ¿Con su audífono y pilas nuevas, llamaríamos a un hipoacúsico en rango menor a 20 Hz, Persona con Audición Reducida?Por supuestísimo que no. No seríamos en tal caso ni justos, ni honestas, ni correctos, ni razonables, ni precisas, ni cabales. Así las cosas, si yo voy en mi silla de ruedas, con mi Joystick en perfectas condiciones y la batería con sus tres lucecitas verdes que señalan carga completa les aseguro que mi movilidad ni es, ni está reducida. Otra cosa es que la ciudad se me presente como inaccesible para mi fondo y mi forma de usar sus espacios y sus servicios. Pero eso nada tiene que ver conmigo. Eso depende sólo y exclusivamente de los tancredismos plenarios de una vez al mes y sólo en los puntos del orden del día en asuntos referidos al mantenimiento urbano y a la peatonalización de la urbe en cuestión.

Yo necesito y quiero una palabra que, como todas las palabras, tenga un vínculo entre su significado y su significante arbitrario. No quiero que nadie me defina maltrechamente para nombrarme.

Quizá esta solicitud ahora no sea posible. Andan las lumbreras en formato LED creativo. Llámenme MR a secas si es que no encuentran nada mejor. Busquen una palabra para nombrarme de una puñetera vez. Abandonen de completo esa calamitosa definición. Dejen en paz a mi persona y a mí movilidad.

No se preocupen. Ya verán qué pronto comenzamos a utilizarla. Si lo tienen a bien, hagan como hacen con la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), utilicen la sigla y así, pueden llamarme desde ahora emeerre. Les prometo que me ofende muchísimo menos que Persona con Movilidad Reducida. Y, lingüísticamente es mucho más correcto así.